11 Nov 2015 Empresas comunales de comunicación: Un camino hacia la sostenibilidad
Generalmente cuando reflexionamos sobre la sostenibilidad de los medios comunitarios nos referimos a los mecanismos que tienen las radios comunitarias para mantenerse “a flote”, casi siempre pensamos en la dimensión económica por sobre la dimensión social, cultural, legal, política o tecnológica. Estas reflexiones más que entregar respuestas nos desatan otras interrogantes: ¿Cuál es el rol del Estado, organismos no gubernamentales, organismos internacionales y fundaciones con respecto a la sostenibilidad de los medios comunitarios? ¿Es la sostenibilidad económica el eje principal para garantizar la permanencia en el tiempo de un medio comunitario? ¿Existen modelos exitosos de sostenibilidad? ¿Cuáles?
Ya lo decía con claridad Alfonso Gumucio en su escrito “Arte de Equilibristas” (Gumucio-Dagron, 2001): “Son pocas las experiencias (de medios comunitarios) que han sobrevivido sin apoyo externo. Por supuesto, hay varios ángulos posibles para analizar la sostenibilidad, y sería un gran error reducir este análisis únicamente a factores económicos. Que una experiencia sea sostenible en términos económicos, o incluso haya logrado su autofinanciamiento, no garantiza que cumpla las funciones de servicio a su audiencia y de fortalecimiento de las voces comunitarias.”1
Después de 15 años del texto de Gumucio, la disyuntiva de la sostenibilidad sigue siendo un asunto que ocupa a organismos internacionales como la UNESCO que este año 2015 organizó el seminario “Sostenibilidad de los Medios de Comunicación Comunitarios: Fortalecimiento de Políticas y Mecanismos de Financiación” en Paris, Francia el pasado 14 y 15 de Septiembre al que la organización Palabra Radio fue invitada a participar para presentar un estudio de caso de una práctica de sostenibilidad que tiene vida en Oaxaca, México. Es a partir de esta experiencia de participación en el seminario que queremos compartir algunas reflexiones.
Desequilibrios y limitaciones
El modelo multistakeholder consiste en que los múltiples actores interesados en abordar el tema de la sostenibilidad de los medios de comunicación comunitarios, participen en un pie de igualdad. Sin embargo, en el seminario hubo desequilibrio al observar que sólo el 24% de las personas participantes éramos mujeres, el 42% eran personas provenientes de Europa, 31% de Africa, 15% de Asía, al lado de un 6% provenientes de América Latina (cuna de la radio comunitaria). El 21% de las personas participantes representaban a los órganos reguladores de gobiernos, el 56% a organizaciones no gubernamentales, redes y fundaciones y sólo el 5% proveníamos de medios de comunicación comunitarios junto a un 2% del sector académico.
Otro elemento que llama la atención es que por medios de comunicación comunitarios sólo se habla de la radio comunitaria dejando fuera la amplia gama de iniciativas de comunicación que hoy conviven con la radio como el cine, los medios digitales, los medios impresos, la telefonía celular, etc.
Así mismo, el concepto de sostenibilidad se aborda de forma restringida priorizando la dimensión económica y legal por sobre las dimensiones tecnológica, cultural, social y política. No hay una visión integral de la sostenibilidad que permita la creación de políticas que apunten hacia la autonomía de los medios de comunicación comunitarios. Es decir que las comunidades que gestionan estos medios puedan tomar decisiones sin intervención ajena a su visión y forma de vida.
Al contrario, luego de escuchar a varios de los representantes de los órganos reguladores de gobiernos, se puede observar que están ocupados en crear políticas que consideran que un medio de comunicación comunitario es sostenible sólo si tiene mecanismos para poder recibir el apoyo económico y legal de los gobiernos, las fundaciones u organizaciones de cooperación internacional. Por lo tanto, estas políticas, contrarias a construir independencia, lo que hacen es someter a las radios a la autoridad de estos órganos reguladores y de esta forma establecer control sobre los contenidos, con lo cual se limita la democracia de la palabra y el ejercicio de los derechos a la comunicación de las personas y los pueblos.
Se habla de sostenibilidad de los medios comunitarios desde una visión paternalista y clientelar. No hay una voluntad política real de crear condiciones para la autonomía de estos medios y mucho menos para fomentar su pluralismo y potencial. Son vistos como una amenaza y por eso se hace necesario controlarlos.
Esta forma de entender la sostenibilidad dependiente y controlada se opone a la experiencia que las comunidades están construyendo en diferentes partes del mundo, pero principalmente en el continente americano donde la sostenibilidad se construye desde la visión comunitaria, es decir, desde la sostenibilidad de la comunidad que gestiona el medio. La pregunta es ¿De qué manera ayuda el medio de comunicación comunitario a que la comunidad sea sostenible?
En nuestra experiencia de nueve años acompañando procesos de comunicación comunitaria en América Latina, hemos aprendido que la sostenibilidad de los medios comunitarios no radica en enfocar la atención en la sostenibilidad del propio medio, sino en comprender la sostenibilidad desde el marco comunitario. Esto es lo que hace sostenible al medio y confirma la premisa con la que trabajamos: el medio no es el fin en sí mismo, sino sólo un medio para alcanzar la sostenibilidad de la vida comunitaria.
Siguiendo con la idea que nos plantea Gumucio, la sostenibilidad va mucho más allá que el autofinanciamiento, define desde la función esencial que tiene el medio de comunicación comunitario que es el de servir a la comunidad para fortalecer su vida en comunidad.
Una de las principales razones por las cuales los órganos reguladores están impedidos de ver la sostenibilidad de los medios comunitarios desde otra perspectiva que no sea la expuesta anteriormente, es porque los puestos de decisión dentro de estos órganos son puestos políticos acorde a los intereses del gobierno en turno, es decir, se trata de un puesto desde donde se hace carrera política porque permite demostrar la experiencia en el control de la disidencia, de la palabra del pueblo, de la visión crítica.
Otras dimensiones de la sostenibilidad
En el marco de la sostenibilidad de los medios de comunicación comunitarios, el fortalecimiento de la participación de las mujeres es fundamental porque aportamos un enfoque, un punto de vista, una opinión, una manera diferente de ver y vivir, sabemos que jugamos un rol y tenemos una posición como mujeres al interior de la familia, la comunidad, el sistema de organización local. Somos la mitad, somos el 50% de la población. Por eso comunicar como mujeres representa un camino para hacer escuchar nuestra voz donde los espacios de mujeres comunicadoras son esenciales para la sostenibilidad de los proyectos de comunicación comunitaria sin ser un mecanismo separatista como lo ven los hombres que sienten estos espacios como amenazas.
Así mismo el uso de Tecnologías Libres de Información y Comunicación (TLICs), es decir software libre y hardware libre es un aspecto importante de abordar para hablar de la sostenibilidad de los medios de comunicación comunitarios, porque sienta sus bases en principios éticos y tecno-políticos acordes con los valores de la comunidad que lo desarrolla, permitiendo que estas tecnologías sean usadas, copiadas, estudiadas, modificadas y redistribuidas con la misma libertad. ¿Cómo vamos a hablar de sostenibilidad de medios de comunicación comunitarios si usamos tecnologías con patentes privativas que generan dependencia hacia las empresas desarrolladoras ajenas a la comunidad?
Un caso exitoso
En la Sierra Juárez de Oaxaca, dos comunidades zapotecas (Talea de Castro y Santa María Yaviche) tienen radio comunitaria y red de telefonía celular comunitaria y a partir de esta fusión de tecnologías se crea un nuevo modelo de sostenibilidad de los medios. La radio administra la red de telefonía celular, permitiendo generar un ingreso económico que le ayuda a sostenerse. Además de crear nuevas formas de participación en la radio a través de la telefonía. Cabe mencionar que estas dos redes de telefonía celular comunitarias cuentan con un permiso legal para el uso de las frecuencias en la banda de 850Mhz. Las personas usuarias pagan una cuota fija mensual de $40 pesos mexicanos, que equivale a $2,5 dólares al mes por llamadas y mensajes ilimitados dentro de la localidad y localidades aledañas que participan del proyecto, permitiendo una reducción de costos de hasta el 97% y donde el gasto en telefonía móvil se queda circulando dentro de la comunidad.
Las llamadas nacionales e internacionales se hacen a través de conectar la red local a un servicio de Internet proporcionado por microempresas y el servicio de Voz por IP (VoIP) es proporcionado por un pequeño operador que se conecta a la red global de telefonía. De esta manera, cada persona usuaria de la red, a través de un esquema de prepago, adquiere crédito para las llamadas fuera de la localidad a muy bajo costo. Por ejemplo un minuto a Estados Unidos antes costaba $15 pesos mexicanos y ahora cuesta $0,20 centavos de peso mexicano por minuto.
Los bajos costos del servicio de Telefonía Celular Comunitaria han dado como resultado: un incremento de la comunicación, un ahorro potencial, un incremento en el acceso a la información y el fortalecimiento del tejido a nivel local. Pero este no ha sido el único logro, también ha generado un impacto en la política pública incidiendo en la asignación de frecuencias para Uso Social, lo que significa en la actualidad que en todo el país se puede replicar el modelo de manera legal.
En resumen, se trata de redes de Telefonía Celular Comunitaria operadas y administradas por las propias comunidades indígenas, que en su mayoría son de menos de 2,500 habitantes y que han sido marginadas debido a que las empresas concesionarias de estas frecuencias no tienen la obligación legal de ofrecer servicio a estas localidades.
Todo este trabajo ha sido posible gracias al puente que han creado las organizaciones Rhizomatica y Redes por la Diversidad, Equidad y Sustentabilidad (REDES A.C.) entre las comunidades, que son usuarias potenciales de tecnologías de comunicación, los ingenieros y desarrolladores de proyectos tecnológicos con software y hardware libre y los espacios jurídicos.
Esta Empresas Comunales de Comunicación tienen su origen en el carácter comunal de los recursos como resultado de la tenencia comunal de la tierra. Este último aspecto, es fundamental para generar las condiciones de sostenibilidad de la vida comunitaria y, por lo tanto, de las Empresas Comunales de Comunicación, que refuerzan la autonomía de las localidades y contribuyen al alcance de los objetivos y visiones de vida de los pueblos originarios.
El derecho a la comunicación
En ese contexto, es que los pueblos originarios, amparados en el Artículo 2do Constitucional y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ejercen su derecho a la comunicación, pues les reconoce como sujetos de derechos de acuerdo a sus sistemas normativos, e instituciones particulares con derechos sobre el territorio que habitan y de ser consultados sobre cualquier decisión que pueda afectarles.
El derecho a la Libertad de Expresión es el que permite establecer los tres derechos básicos en materia de comunicación que tiene todos los pueblos originarios en México:
A adquirir, administrar y operar sus propios medios de comunicación
A contar con cobertura de telecomunicación accesible y asequible
A participar en medios no indígenas sin discriminación
Pero estos derechos básicos requieren de que el Estado en sus tres niveles de gobierno (municipal, estatal y federal) generen las condiciones para que los pueblos indígenas puedan hacerlo. Esto quiere decir, que el Estado debe establecer medidas regulatorias que reconozcan las formas de organización de estos pueblos y sus derechos fundamentales y medidas proactivas que faciliten su ejercicio. Por ejemplo el Estado debe asegurar el acceso a espectro suficiente para la existencia de concesiones sociales de telefonía celular, radiodifusión y cualquier otro tipo de comunicación que puedan establecer estos pueblos.
En el caso de la radio FM, el actual artículo 90 de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión (LFTR) obliga al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) a hacer una reserva del espectro del 10% de la banda de FM en la parte alta, para Concesiones Sociales. Además el Estado mexicano asumió en la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, el compromiso de que la comunicación indígena es una prioridad. La ley establece que los requisitos para solicitar estas concesiones deben ser acordes a las formas de organización social y los derechos de los pueblos y comunidades indígenas.
Al mismo tiempo el IFT debe prestar asistencia técnica para facilitar el cumplimiento de estos requisitos y debe garantizar el acceso a los recursos permitiendo que los medios indígenas participen en igualdad de condiciones en los mercados, como por ejemplo, que se cumpla la obligación de que los concesionarios incorporen programación indígena esto a su vez provocaría una demanda de contenidos que generaría ingresos para los medios comunitarios que los produzcan, la difusión de información en lenguas indígenas, la creación de programas que otorguen apoyos y estímulos que les permitan existir a los medios comunitarios, generar una mejor provisión de conectividad, es decir, invertir en infraestructura y fondos para desarrollarla, como capacitación y fondos semilla, así como investigación en tecnología específica, creación de espacios de encuentro, recursos para eso y premios a contenidos de calidad. Aunque la ley prohíbe a la radiodifusión comunitaria e indígena la transmisión de publicidad comercial no impide que estos medios promuevan la economía local, los medios tradicionales de producción y la economía solidaria y social.
Conclusiones
Viendo el estado de la situación y a través de la experiencia de participar en el seminario UNESCO, puedo concluir que una de las principales barreras invisibles que tiene la sostenibilidad de los medios comunitarios es la forma de entender la sostenibilidad como dimensiones fragmentadas y no como un todo integral, constituyéndose como un impedimento político puesto que se refiere a la voluntad de los gobiernos y organismos externos de plantear la sostenibilidad desde su multiplicidad de dimensiones interconectadas.
El rol de organismos internacionales como la UNESCO o la UIT es el de generar las condiciones para la construcción de un modelo multistakeholders en equilibrio donde los diferentes puntos de vista tengan un pie de igualdad.
En el caso de las fundaciones y organismos de la sociedad civil que apoyan con recursos a los medios de comunicación comunitarios les corresponde incorporar otras dimensiones de la sostenibilidad como es el crear fondos y programas para el fortalecimiento de la participación de las mujeres y otras minorías en la comunicación y fomentar el desarrollo de las tecnologías libres.
A las personas que hacemos los medios comunitarios no nos queda de otra que reforzar nuestro trabajo desde la dimensión cultural, social y política creando medios de comunicación no sólo como herramientas sino como espacios inclusivos de otras diversidades, en armonía con la madre tierra y amorosa con los niños y niñas y de esta forma fortalecer a la vida en comunidad.
El futuro de la radio comunitaria está en la incorporación de otras tecnologías y servicios a la comunidad como el internet, y telefonía celular.
La imposibilidad de ejercer el derecho a la comunicación obstaculiza la justicia política y social y no permite mejorar la situación de las personas y comunidades.
Nota
1. Alfonso Gumucio-Dagron, 2001, Fundación Rockefeler.
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