La sociedad de la información: ¿Es también de los pueblos indígenas?
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La sociedad de la información: ¿Es también de los pueblos indígenas?

El presente texto tiene como propósito principal, profundizar en el ámbito de lo que se conoce como capacitación y/o formación, en el campo de las ONGS; incorporando además la discusión y reflexión sobre el término “líderes”.

Sin embargo nuestra perspectiva no se centra en lo que nosotros llamamos el “paquete teórico-metodológico”, que el alumno (líder, dirigente, etc.), debe aprender; si no en tratar de pensar en qué entendemos por aprendizaje.

Más aún, quisiéramos también invitar al lector a pensar en preguntas como: ¿en qué consiste el aprendizaje?, qué es el conocimiento?, cómo se conoce y/o aprende?; y finalmente ¿quiénes son los actores que llevan a cabo las actividades de capacitación y formación, así como los participantes?, es decir los que componen el auditorio .

Pues este tipo de actividades, desde una perspectiva comunicacional, y el Enfoque de la Comunicación para el Desarrollo, constituyen el foco crucial de todo proyecto de desarrollo; es decir, la relación entre los llamados -promotores, técnicos, etc., y los beneficiarios- (sean o no líderes).

Como se afirma en un artículo del Grupo Chorlaví, “En términos generales, por aprendizaje se entiende un cambio constante en las estructuras cognitivas y comportamientos de los sujetos a partir de la interacción del entorno y donde el conocimiento no corresponde a una realidad externa a los sujetos, si no a un proceso de construcción llevado a cabo por ellos mismos”.2

Pero es el mundo de la vida cotidiana, el fundamento incuestionado para construir la concepción natural del mundo que los sujetos realizan, según la matriz cultural de procedencia. Por ello, quizás estas concepciones son tomadas muchas veces como “pre-científicas”; desconociendo que es lo pre-científico la realidad que parece evidente para los hombres y mujeres -comunes y corrientes-.Por ello es desde esta realidad, el mundo de la vida cotidiana; únicamente desde este escenario, puede constituirse un mundo circundante, común y comunicativo. Además sólo dentro de este ámbito podemos ser comprendidos por nuestros semejantes, y sólo en él podemos actuar junto con ellos.

¿Para qué sirve la comunicación para el desarrollo?

Muchas experiencias del campo del desarrollo y la promoción social han demostrado en los últimos años, que es posible encontrar formas efectivas de usar la disciplina de la comunicación social para contribuir a dinamizar y acelerar los ritmos del desarrollo. Esto sólo es posible cuando la comunicación se convierte en un elemento integral del proyecto y del proceso de desarrollo; y cuando se la ejecuta de forma estratégica y profesional.

A pesar que este tipo de constataciones han demostrado el importante rol que juega la comunicación en el desarrollo, creemos que aún es necesaria una intensa labor de difusión para contribuir a que la “comunicación para el desarrollo” sea aceptada en los distintos ámbitos comprometidos (el del propio desarrollo, el académico, el político, etc.), como el factor integral de los proyectos de desarrollo.

La “comunicación para el desarrollo” es una forma particular de hacer comunicación. Esta particularidad se debe a que este tipo de comunicación busca, propicia, que los individuos y las comunidades se apropien tanto de los mensajes, como de los medios (en términos de contenido y proceso). Por tanto, se trata de un proceso de comunicación que otorga poder (empodera) a la comunidad, que busca dar voz a los no escuchados, que es de “muchos-a-muchos”; y que pone el énfasis en contenidos y temáticas locales.

Por ello, quienes trabajamos en este ámbito debemos comprometernos a convencer a otros, del valor de este enfoque; ya sea publicando, promoviendo el debate, o socializando la información más actualizada; y por supuesto, continuar investigando y sistematizando experiencias de desarrollo con perspectiva comunicacional.

Una de las premisas en que basamos la importancia de incluir el enfoque de la “comunicación para el desarrollo” en los programas y proyectos de desarrollo, se refiere a las profundas transformaciones que ha sufrido la sociedad global. Por citar algunas: los desarrollos recientes en tecnología de la comunicación, los cambios en los sistemas políticos y en los medios; así como los nuevos problemas que trae el desarrollo sugieren la necesidad de asignarle a la comunicación un papel más amplio, y radicalmente diferente, dentro de los programas para el desarrollo.

El enfoque que nos brinda la “comunicación para el desarrollo”, sostiene que la comunicación es un factor determinante en la facilitación de la gente en el acceso a la información; por tanto en posibilitar también que sea la propia gente la que tome el control de sus propias vidas y establecer sus propias agendas en relación al desarrollo político, económico y social. En particular, puede contribuir a amplificar las voces de los económica- y políticamente marginados, incorporándolas a los debates públicos y políticos del conjunto de la sociedad.

La información no se debe reducir a permitirle a la gente saber lo que debería hacer o pensar. La información es poder. Les permitiría a los individuos y comunidades construir su destino y hacer realidad sus aspiraciones. Esto sólo es posible si la información, se convierte en conocimiento. Para lo cual, hay que trabajar en la perspectiva de la “gestión de la información”.

Pues los principios de la comunicación para el desarrollo están enfocados hacia el uso de una comunicación transparente, directa, de “muchos hacia muchos”, porque deberá ser producida desde las propias comunidades afectadas. Ellos deberán ser los protagonistas de su propia historia.

El conocimiento tradicional en la visión indígena3

Los Pueblos Indígenas del Área Andina de Sudamérica, somos pueblos que desarrollamos nuestra civilización basados en el conocimiento del cosmos, la naturaleza, los pisos ecológicos y la variación del clima. Este conocimiento favoreció el desarrollo de la tecnología para la diversificación de los principales recursos alimenticios y medicinales.

Los andenes que eran laboratorios donde se experimentaban el desarrollo de la genética para conservar y diversificar las plantas alimenticias permitían, a su vez, elaborar y aplicar los mejores abonos naturales permitiendo que los conocimientos sobre los recursos genéticos y la tecnología pudieran alimentar adecuadamente a los pobladores de la civilización inca, que abarcaba casi toda Sudamérica.

Había un gran conocimiento del comportamiento del clima, de plagas y calidad de los suelos, la conservación y constante innovación en el conocimiento de los recursos genéticos significaban la seguridad de contar con alimentos sanos en calidad y cantidad para la población.

La visión indígena andina es la de criar la vida en forma heterogénea para el bienestar de todos los que integran el entorno: la naturaleza, los animales, los seres humanos, y no homogenizarla o privatizarla sólo en beneficio individual y económico.

Si la biodiversidad vista desde la alimentación humana es la seguridad de la vida, es un bien colectivo que sirve a la sociedad comunal para garantizar la vida misma, entonces el conocimiento sobre ella es de dominio y uso colectivo.

Actualmente podemos encontrar ferias tradicionales en zonas muy alejadas de las urbes donde no aceptan las monedas, porque si quiere comprar un producto o bien en su comunidad no tiene el mismo valor de uso ni de cambio.

En las comunidades andinas actualmente el cambiar, regalar o vender una variedad de semilla de cualquier recurso genético es una acción libre, basada en la tradición.

Esto quizás se deba a que hay una clara diferencia en la producción, los conocimientos y recursos de cada zona o piso ecológico. Pues, hay una visión y práctica del disfrute colectivo de lo que la naturaleza provee, porque el fruto de la tierra, aunque sea con la mano y esfuerzo de las personas, para los indígenas es la bondad de la Madre Tierra.

¿Quién es un intelectual y quién no lo es, quienes son los intelectuales verdaderos?: El intelectual pobre

Los intelectuales, así como los artistas, gozan de un capital simbólico que les da el reconocimiento, la consagración, y el respeto social. Aunque no formen parte de los sectores dominantes, sin embargo, dominan en tanto que poseen los privilegios que confiere la posesión de un capital cultural.

Pues el capital que poseen es de un tipo muy especial, porque es instrumento de apuesta, competencia y rivalidad en el seno mismo del campo. A esto se le añade que la naturaleza del reconocimiento no se mide en términos de dinero ni éxito comercial. Pero, hay que precisar que el campo intelectual, en el que incluimos aspectos como la instrucción, la educación institucional y la no institucional, es el campo en el que se expresa de forma explícita la diferenciación social.

Hay que reconocer también, que los nuevos núcleos generadores de ideas, de sentido que se producen en los sectores subalternos, nunca alcanzan ni en permanencia, ni en magnitud, a la fase monopólicamente administrada por los que detentan el poder simbólico, el de la producción y conocimiento.

Por eso, serán siempre una minoría cognitiva, frase que encontramos adecuada para designar a grupos sociales que también son productores de ideas, saberes y conocimiento. Es decir que pueden entrar a la categoría que presentamos, atrevidamente: el intelectual pobre. Pobre, pero de recursos cognitivos, de acceso a la información académica, y a los campos del saber oficial.

En el mundo actual ya es común la presencia de las nuevas tecnologías de información y comunicación, que prometen “desarrollar y modernizar” a la humanidad. Los pueblos indígenas de América Latina no están exentos de estas promesas, pese a la marginación y abandono en que viven.

La existencia de la red de internet no es un fenómeno aislado, está relacionado con la digitalización y la multimediatización de las tecnologías de comunicación, con la globalización económica y la homogenización social. Estos fenómenos, mientras para unos se han constituido en una oportunidad, para otros son una amenaza.

“El actual proceso de transformación del escenario mundial tiene tres grandes vertientes: la económica, que define el acceso a las cosas; la política, que define las relaciones del poder; y la ideológico-cultural, ocupada con el significado y el sentido.”

Estas relaciones entre el poder y la tecnología digital contribuyen a sobrepasar las fronteras existentes entre países. Por tanto para la clase económicamente poderosa, la globalización se ha constituido en una gran oportunidad, porque la apertura de los mercados permite una mayor integración económica, más crecimiento, mayor acceso a mercados, mayor acumulación y concentración de riquezas.

Esta concentración económica creciente excluye a los más pobres y por supuesto afecta enormemente a los pueblos indígenas, porque profundiza la brecha existente entre los que más tienen y los que menos tienen, incrementa las necesidades económicas y sociales, genera desempleo y disminuye las posibilidades de los sectores excluidos de acceder al poder político, económico, cultural, tecnológico y científico.

Los movimientos sociales, los grupos indígenas, los sindicatos y otros grupos y organizaciones en todo el mundo están buscando la manera de contrarrestar este poder e implantar una verdadera democracia. Una de las formas más importantes es precisamente a través del uso de las nuevas tecnologías.

En América Latina estas experiencias no son nuevas, pues como veremos en la segunda parte de esta tesis, los medios de comunicación han sido utilizados por movimientos populares, obreros e indígenas desde los años 40 para apoyar sus demandas. El uso del internet para los mismos propósitos está un poco más limitado por la falta de acceso a las nuevas tecnologías, pero es muy probable que en poco tiempo la libertad de expresión, las pocas posibilidades de control y censura y la libre circulación de información a nivel mundial que ofrece el internet lo conviertan en un importante instrumento de lucha popular e indígena en América Latina.

Por el otro lado, para acceder a las nuevas tecnologías se requiere de una computadora y una línea telefónica, por lo menos. Pero los pueblos indígenas de América Latina en la mayoría de los casos no cuentan con los servicios básicos como la educación, el agua potable, la electrificación o las líneas telefónicas, lo que los mantiene aislados del resto de la sociedad tanto de sus propios países como internacionalmente. Frente a esta constatación surge la pregunta: Puede el Internet aportar en el desarrollo de los pueblos indígenas y contribuir a una verdadera democracia?

Las TIC son herramientas fundamentales para la implementación de la Sociedad de la Información. Éstas determinan la forma en que son comunicados el conocimiento y la información. Para los pueblos indígenas la pregunta esencial es si fuese posible utilizar esta tecnología no-indígena en sus contextos culturales sin arriesgarse a perder su propia identidad cultural. La identificación de los desafíos y las potencialidades de las aplicaciones de las TIC con respecto al debilitamiento o el refuerzo de las culturas indígenas fue, en consecuencia, un tema predominante.

Dentro de este contexto se abordaron seis áreas de interés:

Desafíos y potencialidades de la participación de los pueblos indígenas en la Sociedad de la Información;

Conservación digital del conocimiento indígena y de las expresiones culturales indígenas;

Consideraciones sobre las TIC y el enfoque indígena de la comunicación;

Problemas relacionados con la diseminación de la información;

Necesidad de capacitación de los pueblos indígenas en el uso de las aplicaciones de las TIC;

Acceso a las TIC y a los efectos de la brecha digital en los pueblos indígenas.

En lo que respecta a la participación de los pueblos indígenas en la Sociedad de la Información, se enfatizó en general que ésta debería darse en sus propios términos. Muchos cuestionarios recalcaron que los pueblos indígenas deben ser capaces de determinar el uso y la aplicación de las TIC en sus comunidades, a menudo indicando también que esto debería hacerse de una forma culturalmente apropiada. De nuevo, se manifestó la preocupación por cuestiones relacionadas con la dimensión ética del conocimiento tradicional.

La diseminación a través de los medios de comunicación, incluyendo los medios vía Internet, de información racista, estereotipada, parcializada o equivocada sobre los pueblos indígenas y sobre sus situaciones, fue una preocupación predominante. Así, muchos de los cuestionarios subrayaron las potencialidades de las TIC para el combate contra el racismo. En principio, se vieron dos posibilidades para contrarrestar este tipo de información y para trabajar por un mejor entendimiento intercultural:

El establecimiento de medios de comunicación de los propios pueblos indígenas;

La producción de contenidos por los propios pueblos indígenas para la educación del mundo no-indígena.

El Internet en especial fue considerado como una herramienta importante para la educación intercultural, para el combate del racismo al que se enfrentan los pueblos indígenas, así como para fomentar una mayor comprensión de los valores de las culturas indígenas. No obstante, se señaló también que estos problemas no pueden resolverse solamente por medio de las TIC, sino que se requeriría también una interacción intercultural directa.

Además, se mencionó que los pueblos indígenas necesitarían una capacitación técnica. Adicionalmente, éstos deberían someter a consideración cuestiones como la forma de presentar su información al mundo no-indígena. Finalmente, se recalcó que la digitalización de contenidos indígenas tiene que ser llevada a cabo por los propios pueblos indígenas a fin de evitar otra distorsión de su realidad.

La posibilidad de sensibilizar a una comunidad global acerca del racismo de que son objeto los pueblos indígenas se identificó como una segunda función del uso de las TIC y en especial del Internet. Las TIC ofrecerían la oportunidad de dar información detallada sobre los casos de racismo.

El establecimiento y el control de los medios de comunicación indígenas por parte de los propios pueblos indígenas fueron vistos en general como un medio esencial para ofrecer una alternativa a la información con prejuicios y para difundir contenidos desde una perspectiva indígena sobre asuntos relevantes para los pueblos indígenas. Además de contribuir a la educación del mundo no-indígena sobre el punto de vista indígena, los medios de comunicación indígenas fueron vistos también como una importante herramienta para proporcionar información a los pueblos indígenas.

Sin embargo, varios cuestionarios indicaron que no era fácil para los pueblos indígenas establecer y controlar sus propios medios de comunicación debido a los monopolios de los medios de comunicación no-indígenas y a las políticas gubernamentales. En este contexto, se mencionó también que el acceso de los medios de comunicación indígenas a frecuencias de radio y TV era difícil. Además, se recalcó que muchos de los medios de comunicación indígenas son financiados por agencias del gobierno, lo que los hace vulnerables a las políticas gubernamentales sobre medios de comunicación de turno, con el consecuente efecto de esto sobre el apoyo financiero recibido y sobre su infraestructura.

Esto representaría un serio problema dada la dificultad de hacer los medios de comunicación indígenas económicamente viables; dificultad que a su vez está condicionada por la situación de minoría de los pueblos indígenas.

Finalmente, varias respuestas enfatizaron que es necesario establecer procedimientos por medio de los cuales los pueblos indígenas puedan controlar la diseminación del contenido sobre sus culturas y prevenir así la extensión de información racista, estereotipada o culturalmente ofensiva. n

Notas

1. Libro “La persuasión del cambio”. Díaz Albertini Javier, Heredia Nadine. Escuela para el Desarrollo. Lima-Perú.

2. Grupo Chorlaví: Proyectos de aprendizaje social. Marzo 2005.

3. Tomado de un artículo de Tarcila Rivera, Directora de CHIRAPAQ.

 

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