13 May 2019 Conversemos de salud, desde la perspectiva de la Agenda 2030
La salud es una condición de bienestar físico, mental y social. Va más allá de la ausencia de enfermedades. Este es el concepto de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una visión integral que la presenta como un aspecto que cruza tres dimensiones, es decir, atraviesa nuestras distintas actividades cotidianas: la vida.
La Agenda 2030 enfoca uno de sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en la salud y el bienestar. El objetivo 3 apunta a garantizar vida saludable y promover el bienestar de la población en general; un aspecto importante es la cobertura universal de la salud, basada en principios de equidad, acceso y calidad, según lo precisa la Agenda.
Este objetivo se vincula de manera directa con otros ODS: Fin de la pobreza, hambre cero, agua limpia y saneamiento. Igualmente, traza relación con la igualdad de género, la reducción de las desigualdades y con la acción por el clima. Estos vínculos revelan la dimensión integral de la salud.
La salud se vive y también se conversa, se dialoga, se comunica. El ejercicio de la comunicación es fundamental para lograr ese bienestar integral que comparte la OMS. En otras palabras, la comunicación es un derecho que garantiza el ejercicio (la defensa) de otros derechos y entre éstos se encuentra el derecho a la salud.
En los últimos años, América Latina ha registrado el desarrollo de distintas iniciativas de comunicación, promovidas por comunidades y organizaciones sociales, con el objetivo de reivindicar o defender ese derecho a la salud. Acciones de incidencia para reducir costos de medicamentos, facilitando el acceso a los tratamientos y el cambio de normas regulatorias que se convierten en barreras para acceder a los servicios de atención en salud, son dos problemáticas que la sociedad civil latinoamericana ha enfrentado con acciones de comunicación que llevan a la agenda pública sus requerimientos.
Tal como se expresó líneas arriba, la salud se conversa, se comunica, y por esa razón esta nota comparte el punto de vista de tres activistas que han adelantado en Colombia acciones de comunicación para la participación ciudadana en temas de salud.
Comunicar para defender al usuario / paciente
“El ejercicio de la comunicación permite denunciar las violaciones del derecho a la salud y se hace evidente que los servicios de salud no responden a las necesidades de la ciudadanía.” Esta es la opinión de Néstor Álvarez Lara, Presidente de la Asociación Pacientes de Alto Costo, organización de base comunitaria que apoya a las personas que encuentran obstáculos y respuestas negativas para acceder a servicios de atención y a los medicamentos que requieren.
Álvarez Lara expresa que a medida que se divulgan las denuncias, se evidencia la situación que encuentran las personas en los servicios de salud y, en esta labor, la comunicación permite defender los derechos humanos y promover cambios para el bienestar de la comunidad.
Facilitar el acceso a la información es necesario
Claudia Patricia Vaca González es docente e investigadora de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL). Ella participa en varios grupos de expertos internacionales en salud pública y desde la UNAL dirige el Centro de Pensamiento en Medicamentos, Información y Poder. El Centro de Pensamiento promueve el debate sobre política y regulación farmacéutica, propone políticas públicas y estrategias para el ejercicio pleno del derecho a la salud.
Claudia Vaca señala que, en temas de salud, las dinámicas de las poblaciones no se conocen o son subestimadas por los gobiernos cuando se diseñan políticas públicas que buscan responder a las necesidades y expectativas de las comunidades. Expresa que al no hacer visible la realidad de las comunidades, no se permite que instituciones académicas y organizaciones internacionales conozcan la situación real. En otras palabras, no se facilita el acceso a la información.
Desde ese contexto, ella considera que el ejercicio de la comunicación en los procesos sociales relacionados con temas de salud es un elemento clave para nutrir la formulación de políticas públicas, a la vez que facilita la participación y las veedurías ciudadanas (control social), acciones que permiten armonizar las intervenciones sociales en salud con las necesidades de la comunidad.
Agrega que en las comunidades con diversidades culturales, las acciones de comunicación se deben adelantar con la comunidad. “Se debe hacer entre pares y no desde la perspectiva de un tercero”, pues esa vinculación e interacción facilita un mayor nivel de identidad y participación en el proceso social.
Entre tanto, Clemencia Mayorga, quien preside el Colegio Médico de Cundinamarca y Bogotá, afirma que uno de los mayores problemas de los servicios de salud en Colombia es la falta de comunicación efectiva con la ciudadanía para la prevención de enfermedades, así como para su su participación en los procesos que buscan mejorar el acceso a la atención en salud.
¿Qué son los centros de información de medicamentos?
En la vida cotidiana, las personas reciben gran cantidad de información sobre el uso de medicamentos. La industria farmacéutica es una de las principales fuentes de información, con los sesgos propios de su actividad comercial, razón por la cual se omiten datos que puedan afectar el mercado, tal como los efectos secundarios derivados del consumo excesivo o no adecuado de un medicamento.
¿Ha comprado alguna vez aspirina en la droguería más cercana para el dolor de cabeza? ¿Sabe ud que el consumo de aspirina en altas dosis o bajas de manera continua puede generar intoxicación? Este sencillo y usual medicamento tiene efectos secundarios, pero no todas las personas conocen esa información. Esta situación se registra con muchos otros productos farmacéuticos.
Al respecto, José Julián López, director del Centro de Información de Medicamentos de la Universidad Nacional de Colombia, afirma que los centros de información de medicamentos son una opción de consulta para promover el uso correcto de esos productos. Alcanzar ese objetivo requiere comunicar, divulgar la información, permitir que llegue a las comunidades.
¿Por qué la salud se conversa, se comunica?
En la historia reciente de Colombia se han registrado tres historias de salud en las cuales la comunicación ha sido un frente de trabajo importante para el logro del propósito.
En 2008, cuatro organizaciones sociales solicitaron al Ministerio de Salud que otorgara la licencia obligatoria sobre la patente de un medicamento requerido en el tratamiento del VIH y así lograr que su precio fuera menor, facilitando el acceso a más personas. El Ministerio no escuchó el requerimiento de las organizaciones, pero éstas persistieron en su solicitud y cinco años más tarde la justicia colombiana obligó al Ministerio a incluir el medicamento en los mecanismos de control del precio, medida que el Ministerio promulgó en 2009, pero que no había implementado. El gobierno no otorgó la licencia obligatoria, pero la acción ciudadana y la difusión que se dio a la situación abrió la ruta para que el precio del medicamento se redujera significativamente.
En 2014, tres organizaciones de la sociedad civil solicitaron al Ministerio de Salud que declarara de interés público un medicamento que se utiliza -con buenos resultados- en el tratamiento de cáncer y leucemia, pero el obstáculo era su alto precio en el mercado, a la sombra de la patente que lo protege en Colombia. A través de redes sociales y otros medios digitales, se divulgó información sobre las ganancias de la empresa farmacéutica con el medicamento, el número de personas en tratamiento y los nuevos casos que se registran cada año. Dos años después (2016), el Ministerio de Salud anunció la declaratoria de interés público, decisión que abrió la puerta al producto de otras empresas farmacéuticas, con la consecuente reducción de precios.
En 2015, la Fundación IFARMA solicitó al Ministerio de Salud la declaratoria de interés público para los medicamentos que se necesitan en el tratamiento de la hepatitis C. De esa primera acción surgió la campaña de comunicación Regálate Un Minuto, iniciativa que en sus tres años de vigencia ha llevado información sobre el riesgo de esta enfermedad a distintos lugares del país, ha capacitado a las y los líderes sociales en las vías de infección y su prevención, y sigue insistiendo en la declaratoria de interés público.
Aunque cuatro años después, el Ministerio no ha dado respuesta a la solicitud, la campaña logró presionar la compra centralizada de medicamentos que permitió reducir los costos significativamente -aunque no es la solución pertinente para garantizar el acceso a quienes requieren el tratamiento-.
El ejercicio de la comunicación en temas de salud abre el camino para el beneficio común a gran escala y también en escenarios de acción más pequeños.
La Asociación Pacientes de Alto Costo ha fortalecido su credibilidad frente a la comunidad y a las instancias de gobierno, posicionándose como un interlocutor reconocido. Se ha logrado modificar algunas normas y disposiciones que generan barreras para acceder a los servicios de atención en salud; también se ha incidido en el acceso a medicamentos.
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