Revolución digital: ¿un universo para soñar?
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Revolución digital: ¿un universo para soñar?


Photo: Contributed 


Clic y scroll. El idioma anuncia nuevas incorporaciones mientras surge una nueva red social. Ya no hablamos de lectores o públicos. Estamos en el terreno de los usuarios, prosumidores y fanáticos. Hay una efervescencia de nuevas narrativas, nuevos lenguajes y nuevas construcciones que surgen de los videojuegos, las animaciones y sus correspondientes realidades virtuales, realidades aumentadas y mundos inmersivos. Todo parece ser novedad en la llamada “revolución digital”, pero ¿es también una revolución del pensamiento?

En 1940, Jorge Luis Borges publica Las ruinas circulares, ese maravilloso cuento sobre un soñador que quería soñar un hombre “con integridad minuciosa e imponerlo a la realidad”. Ese mismo año, un adolescente curioso descubre en Francia las cuevas de Lascaux con sus fascinantes pinturas del Paleolítico. ¿A qué viene señalar esta coincidencia? Pues, que tanto la narrativa de Borges como el arte prehistórico de las cuevas, son señalados con frecuencia como muestras de disrupciones del orden lineal, ese que nos enseña una forma de pensar “correctamente”, clásica y jerarquizada. Solo que el pensamiento es un laberinto de múltiples posibilidades y conexiones y tratar de representarlo con fidelidad siempre ha sido una hazaña.

Por supuesto, cuando se trata de identificar estructuras narrativas no secuenciales, la lista es infinita: Joyce, Nabokov, Cortázar, los jeroglíficos egipcios… Pero, ¿qué nombre darle a estos intentos? En 1963, Ted Nelson acuña el término “hipertexto”, como una forma de ejercitar el pensamiento a través de la interconexión de contenidos. Ya en julio de 1945, la revista Atlantic Monthly había publicado el artículo “As we may think”, con las reflexiones de Vannebar Bush sobre el “Mémex”, el sueño de un dispositivo que sería capaz de mimetizar el pensamiento.

El hipertexto es, en nuestro universo digital, la concreción del modelo teórico desarrollado por los estructuralistas. El rizoma rescatado de la botánica por Deleuze y Guattari, en el volumen Mil mesetas de 1980, sirvió para sustituir la descripción clásica del pensamiento como organización jerárquica arborescente por el crecimiento rizomático, producto de múltiples conexiones no lineales. Pero también el hipertexto es una abstracción, los software que utilizamos y toda la producción digital.

¿Es este el desenlace triunfal de una búsqueda poética milenaria? Muchos lo ven como la celebración del “sueño persistente de un lenguaje nuevo en un espacio artístico total” (Borràs, 2005: 77), un espacio que es multisensorial y multidimensional, capaz de capturar la emergencia del pensamiento, la democratización del arte, el texto como reflejo del lector y el texto como la suma de todos los textos .

Pero de los sueños también se despierta, eventualmente.

La revolución del instante

Para Chiappe (2009), asistimos a la tercera gran revolución cultural. Las precedentes serían el paso de la cultura oral a la escrita, con el uso del rollo, luego el pergamino y su posterior adaptación al libro códice. La segunda revolución llegaría con la invención de la imprenta en el siglo XV, que impulsó una visión universal, las ideas de lengua compartida y el concepto de propiedad intelectual. Ahora se trata de la “revolución digital”, de un cambio radical en “la modalidad técnica de la reproducción de lo escrito, una revolución de la percepción de las entidades textuales y una revolución de las estructuras y formas más fundamentales de los soportes de la cultura escrita”.

La creación textual digital ya no es una obra conclusa, con principio y fin, sino que es completada con cada lectura y su particular interpretación. La figura monopólica del autor, tan propia de la tradición literaria, se tambalea y comparte su poderío con el usuario. Ya no hay creadores y espectadores, usted decide el orden y crea su propio texto que solo existe en este instante. Para Pierre Lévy se trata de un “nuevo humanismo” en tanto universalidad sustentada por la interconexión generalizada, sin “clausura semántica”, pero con la participación de una inteligencia conectiva extendida.

¿Y cómo no hablar de revolución? Aguado (2005) señala cambios en los hábitos de lectura, en la organización documental, en la disposición de los elementos, en el tipo de signos y códigos usados, en la sintaxis visual y en la capacidad de elección del usuario. No olvidemos tampoco la disolución de fronteras entre canales y la confluencia entre sistemas de signos. La multimedialidad abre por primera vez la puerta hacia la integración de todos los registros de la memoria: palabra escrita y hablada, música, imagen, íconos…

La utopía del pensamiento universal o la pesadilla del siglo 21

Vuelve a establecerse la utopía, en donde el mundo feliz puede transformarse en el más terrible ante la irrupción de lo diferente. Un número cada vez más creciente de internautas busca informarse a través de su timeline de la red social Facebook. Pero esas noticias no las elige un periodista o un editor de prensa. Esas publicaciones noticiosas las elegimos nosotros, de acuerdo con nuestros gustos, creencias y amigos con los que interactuamos en la red. ¿Dónde queda entonces el sueño utópico de una inteligencia universal conectada? ¿Es solo un pequeño ejercicio de autoritarismo frente al espejo? Un eufemismo que sobra ante la mirada complaciente del algoritmo de Facebook…

El usuario no está al mando.

Manovich (2006: 109) había levantado bandera, porque sabía que esas celebradas asociaciones libres del pensamiento no serían espontáneas ni privadas. Es el medio el que induce la elección de una asociación preestablecida, dijo, lo que se traduce en que “se nos pide que confundamos la estructura de la mente de otra persona con la nuestra”.

¿Hay placer o riesgo en el laberinto, como representación del pensamiento?

Una lectura del hipertexto siempre es una arbitrariedad, aunque no sea tan evidente. Es provisional y susceptible de reutilizaciones infinitas. El usuario tiene que interpretar, se le exige intervenir y ello conlleva un riesgo. La improvisación es inevitable pero el fracaso no tiene que serlo.

¿Cómo edificar una nueva estrategia de lectura?

La alfabetización digital incluye múltiples competencias de iconicidad y navegabilidad, pero, sobre todo, para desarrollar la capacidad de reaccionar críticamente a los contenidos cada vez más numerosos y complejos.

¿Cómo preservar la memoria de contenidos? ¿Cómo almacenar “lo digital”?

La virtualización de la memoria es interpretada por Bachimont y Bouchardon (2013); ahora se trata de una memoria reinventada, pero no almacenada. Los contenidos digitales serían apenas procesos que solo existen con su actualización y nunca como objetos. Un contenido interactivo no puede preservarse, solo pueden hacerlo las herramientas que lo reconstruirán.

Para soñar que soñamos

Para Steve Holtzman, el ciberespacio es un mundo único pero subutilizado. En su libro Digital Mosaics: The Aesthetics of Cyberspace de 1997, los usuarios y creadores de contenido aún estaríamos anclados en un pensamiento tradicional. ¿Para qué queremos un computador que emule la expresión humana? Sería mucho mejor uno que la potencie, en una realidad paralela, donde lo virtual no necesariamente se corresponda con el mundo real.

Los web-documentales, los hipertextos de literatura electrónica o los arriesgados y fascinantes Newsgames son ejercicios para soñar ese mundo paralelo. La hipertextualidad es una oportunidad invaluable para seguir ensayando nuevas formas de representar los mundos que pensamos pero, sobre todo, de crearlos. Hay infinitas posibilidades para escoger. ν

Referencias

Aguado, J.M. (2005). Reseña “Redacción periodística en internet”, de Ramón Salaverría. Comunicacieon y Sociedad. Recuperado de: http://bit.ly/2iNQrlG

Bachimont, B., & Bouchardon, S. (2013). Preservation of digital literature: from stored to reinvented memory. Revista Cibertextualidades. Universidad Fernando Pessoa, (5), 185-202. Recuperado de: http://bit.ly/2iNMuNM

Borràs, L. (2005). Teorías literarias y retos digitales. (23-79). Textualidades electrónicas: Nuevos escenarios para la literatura. Barcelona: Editorial UOC. Recuperado de: http://bit.ly/2iNJa56

Chiappe, D. (2009). Hipermedismo, narrativa para la virtualidad. Alicante, España: Biblioteca virtual Miguel de Cervantes. Recuperado de: http://bit.ly/2iOz1JM

Manovich, L. (2006). El lenguaje de los nuevos medios: la imagen en la era digital. Buenos aires, Argentina: Editorial Paidós. Recuperado de: http://bit.ly/2iNPVEn

Annabelle Brun es licenciada en Comunicación Social de la Universidad Católica Andrés Bello en Venezuela. Posee una maestría en Artes de la Comunicación, especialidad en Periodismo Digital de la Universidad del Sagrado Corazón en Santurce, Puerto Rico. Actualmente es Creative Content Creator de la agencia de publicidad digital KIS en San Juan, Puerto Rico.

1 Comment
  • Dominique Brun
    Posted at 09:41h, 22 February

    Lo dinámico del hipertexto, esa es la nueva realidad.
    Excelente artículo.